La semana pasada la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) dio a conocer que avalaba el
uso de calificaciones mexicanas para fines de regulación en Europa, en otras palabras, se considera
que las calificaciones a valores otorgadas por calificadoras registradas en
México, cuentan con el mismo nivel de exigencia por parte de las autoridades financieras que las europeas.
La noticia impacta positivamente
en la reputación de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), pues es un reconocimiento a la
regulación y supervisión que ejerce.
También habla de la forma en que los mercados y su supervisión a nivel global se están
reconfigurando, si las empresas financieras son trasnacionales, las autoridades
nacionales son capaces de extender su alcance por medio de la cooperación con
sus contrapartes.
En la crisis financiera de 2008
las calificadoras de valores sufrieron un gran daño reputacional cuando se
exhibió como las calificaciones otorgadas no correspondían al nivel real de
riesgo de ciertos valores y, en consecuencia, el contagio de la crisis se
propagó por todo el sistema que confiaba en la correcta evaluación de dichos
riesgos.
Las autoridades financieras
entonces tuvieron que ponerse a trabajar en dos vías para evitar que el daño
que tales empresas habían causado se repitiera, por un lado, limitando la
dependencia de otras entidades financieras como los bancos, en las
calificaciones de valores y asumieran la responsabilidad de juzgar
bajo sus propios criterios las posibilidades de impago; y por otro, generando
estándares regulatorios a nivel internacional como códigos de conducta y elementos
para evitar conflictos de interés para las calificadoras. Como corresponde en
el diseño de estándares internacionales, cada autoridad a nivel nacional se
encarga de implementar dichos estándares.
Con el comunicado de ESMA se dice
a los mercados, “confió en el trabajo que la CNBV está haciendo sobre las calificadoras,
si un valor tiene la calificación mexicana, aceptaré para el resto de mi marco
regulatorio que el riesgo que se dice que tiene es correcto”.
El aval de ESMA para las
calificadoras mexicanas no es la única línea de cooperación entre Europa y la
CNBV, desde el surgimiento de la autoridad europea de manera complementaria a
las autoridades nacionales y la reconfiguración de la regulación regional la
autoridad bursátil mexicana ha estado entre las primeras contrapartes con las
que se establecen diversos Acuerdos de Entendimiento (Memorandum of
Understanding) en distintas materias, desde los que se refieren a los Administradores
de Fondos de Inversión Alternativos (2013) hasta aquellos sobre
infraestructuras de mercado como las Contrapartes Centrales (en enero de 2016).
Que las autoridades bursátiles de
ambas jurisdicciones cooperen siempre es buena noticia, mientras por un lado
deja claro que no se dejarán espacios para el arbitraje regulatorio, los
participantes de la industria tendrán la certeza de que sus operaciones
internacionales no estarán sujetas a mayores costos operativos de tal forma que
se favorece el mantenimiento de un sistema financiero abierto y eficiente y,
sobre todo, sin riesgos para la estabilidad global.