martes, 14 de diciembre de 2021

Sobre el Informe Anual FSB 2021

 

El Consejo de Estabilidad Financiera, surgido en 2009 por instrucciones del G20, publicó su informe anual de actividades. Conocer el trabajo de éste organismo resulta relevante, pues su mandato está dirigido a prevenir que ocurran crisis financieras como la de 2008. 

Con un tono más bien positivo, el informe señala la resiliencia de las instituciones financieras al impacto económico de la pandemia como el gran logro a difundir. Sin embargo, la objetividad obliga a señalar como las políticas macroeconómicas para afrontarla han llevado a un aumento en el endeudamiento de los soberanos, empresas no financieras y hogares. 

Por el lado de las reformas en progreso desde 2008 no se reportan mayores avances; mientras que la lista de bancos sistémicamente importantes publicada en noviembre repite a los 30 bancos de 2020, los estándares para los planes de resolución bancarios continúan inconclusos, lo mismo para los regímenes de resolución para aseguradoras y contrapartes centrales. Peor aún se encuentra el trabajo sobre instituciones financieras no bancarias, pues no hay mayores avances desde hace varios años, cuando se renunció a una metodología para identificar y crear una lista de instituciones sistémicas de ésta categoría. La conclusión en este aspecto es que, a más de 10 años de la crisis, viejos frentes de amenazas continúan abiertos.

Entre los temas de trabajo del 2021, además de los correspondientes a la respuesta a la crisis financiera se encuentran aspectos relativos a la relación instituciones financieras-proveedores de servicios, la transición de las finanzas a otros índices de referencia distintos del LIBOR, el desarrollo de un sistema de pagos más barato, veloz y transparente (bajo mandato del G20) y la atención a las amenazas de los riesgos financieros relacionados al cambio climático y los retos las criptodivisas y ciber-amenazas.

En términos de la repuesta al Covid19, a pesar de que la amenaza sanitaria aún permanece, el shock financiero de marzo de 2019 dejó valiosas lecciones: que la implementación consistente y en tiempo de las reformas financieras del G20 resultaron eficientes y que el trabajo de seguimiento y cooperación resulta fundamental para apoyar la resiliencia del sistema financiero. Con ello se da por cumplida la agenda del año, a la espera de seguir trabajando en los nuevos retos globales.


miércoles, 1 de diciembre de 2021

Lista 2021 de bancos globales sistémicamente importantes


 Once años lleva la publicación de los Bancos Globales Sistémicamente Importantes (G-SIB), aquellos bancos que por su impacto en caso de quiebra pueden tener impactos profundos en el sistema económico del mundo entero.  La más reciente fue publicada la semana pasada.

Bajo acuerdo del G20 desde 2011, el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) lleva a cabo anualmente la clasificación sistémica. Resultado, 25 de los 29 bancos de la primera lista se encuentran en la lista de 2021 y en respecto al año pasado, son los mismos 30 bancos.

La conclusión en sencilla, con todo y el aparato metodológico para clasificar a los bancos por sus características sistémicas, no hay suficientes inhibidores para que éstas instituciones financieras dejen de aprovechar las ventajas que ser extremadamente grandes y complejas. Desde la perspectiva de los organismos internacionales, el problema de bancos “demasiado grandes para quebrar” se resuelve con mayores requerimientos de capital y medidas de mitigación como planes de resolución en caso de quiebra. La última palabra será dicha tan solo en un caso excepcional como la crisis de 2008. 

Para colmo, JP Morgan Chase, BNP Paribas y Goldman Sachs escalan sus actividades globales y suben un escaño cada uno en la clasificación del FSB. Como dijo Charles O. Prince III, CEO de Citigroup en 2007: “Cuando la música se detenga las cosas serán complicadas, mientras tanto, si la música continúa, nosotros seguiremos bailando”.



jueves, 18 de noviembre de 2021

Una pieza más a la gobernanza financiera, el Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad como encargado de los estándares sustentables de revelación


A partir del proximo año, los inversionistas contarán con un organismo que brinde certidumbre en las revelaciones de información financiera relacionadas con los retos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), en dias recientes ha tomado forma el Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad como un cuerpo de expertos (ISSB). 

 Las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) son el estándar de la contabilidad financiera internacional, diseñadas por un cuerpo técnico conocido como la Junta de Normas Internacionales de Contabilidad (International Accounting Standards Board o IASB). Como complemento a dichas NIIF y ante la demanda mundial de estándares en materia de revelación financiera, fue presentado el ISSB bajo la fundación IASB. Con esta nueva estructura a nivel mundial se generará certidumbre respecto a los estándares de sostenibilidad global para los mercados financieros, una demanda creciente dado que los inversionistas buscan evaluar los riesgos y oportunidades relacionados a problemas ESG y que actualmente confronta serias críticas ante el fenómeno conocido como greenwashing; la simulación de proyectos o elementos sostenibles de inversiones que fundamentalmente no lo son. 

 Uno de los factores que busca dar legitimidad a esta nueva pieza de gobernanza financiera es que ésta es producto de la consolidación del Consejo de Revelación de estándares climáticos (CDSB) y la Fundación de Reportes de Valor (VRF), aunque la transición completa se concluirá para junio del 2022; a la vez que lleva a cabo constantes consultas públicas y trabajo colaborativo con otros emisores de estándares financieros a nivel internacional como IOSCO. 

 Entre los factores que dan sentido a este nuevo organismo es lo que reveló recientemente IOSCO, que la mitad de 45 jurisdicciones encuestadas no cuentan con reglas específicas relacionadas a la sustentabilidad para regular las revelaciones sustentables de administradores de activos. 

 Para el éxito del nuevo organismo, un paso fundamental y positivo ha sido la aceptación por parte de los líderes del G20 y el FSB.  Un primer y bien identificado objetivo es la eliminación del llamado "greenwashing", la simulación de actividades verdes.

viernes, 12 de noviembre de 2021

Reseña - Los lobbies financieros, tentáculos del poder- Juan Hernández Vigueras

Juan Hernández ha sido un consistente crítico de la globalización financiera, ha militado en el movimiento ATTAC a favor de los impuestos a las transacciones financieras y autor de diversos libros que describen la forma tan sesgada que funciona la dinámica financiera global.

En “Los lobbies…” Juan busca develar a la opinión pública como es que a pesar de las consecuencias que la toma de riesgos de los grandes bancos en 2008, los cambios profundos que evitarían que otra crisis financiera vuelva a ocurrir, han quedado en el vacío por la intervención de aquellos que la causaron.

Un sinsentido en primera instancia, la autorregulación se puede definir como el lobo cuidando a las ovejas, pero bajo una dinámica de un sector que ha hecho creer al mundo que son demasiado complejos y valiosos, los gobiernos han sido atrapados en la narrativa que termina por traducirse como “captura cultural”. Juan refleja ese fenómeno en su libro, las historias, los actores y los hechos. No se trata de corrupción, aunque la hay, se trata de la perspectiva de los reguladores de ser parte del juego del dinero, se trata de los políticos que quieren obtener una tajada, se trata de cómo los más honestos en algunos casos no pueden imaginar otro tipo de regulación.

El autor lo dice en todo momento, los lobbies financieros no son ilegales, pretenden ser legítimos, el problema es que su poder es desproporcional, la cancha no está pareja y en las decisiones regulatorias no aparecen con la misma influencia y peso los grupos de usuarios financieros, deudores y ciudadanos que preferirían un sistema menos complejo. Las voces de éstos son acalladas bajo la idea de que los mercados altamente dinámicos redundan en una mayor disposición de crédito, de empleos y de bienestar para todos. Si bien eso se demostró poco cierto y altamente riesgoso en 2008, aquí estamos nuevamente con los mismos cuentos.

Particularmente siniestra es la narración respecto a la crema de la crema de los bancos de inversión, Goldman Sachs, quien en unos casos recluta a los más altos exfuncionarios de los países desarrollados y los sienta al otro lado de la mesa de donde solían estar, y en otros, dispone de funcionarios que eventualmente serán invitados a tomar parte de los gobiernos. A ellos parece limitarse la reserva de funcionarios capaces de conducir las finanzas globales; es en manos de ellos que cayeron los países que de manera despectiva se denominaron PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), y es en manos de la estrella, hoy primer ministro italiano, Mario Draghi, de quien asesoró a dichos países para ocultar deudas a la Unión Europea.

El libro de Hernández no devela verdades ocultas, pero si enciende indignación y el sentimiento de que el juego es disparejo, con un título fuerte y sesgado pero que al final de las páginas hace sentido, ¿Cómo más calificar tan desproporcional influencia en un sistema inestable por naturaleza?


sábado, 30 de octubre de 2021

El letargo del G20

 


La próxima reunión del G20 ya no será la portada de los diarios a nivel mundial. Si hace 13 años el foro reunió por primera vez a los jefes de estado de los países desarrollados y emergentes más relevantes, no fue por la apremiante situación económica que obligaba a la cooperación para evitar la catástrofe. En términos de gobernanza financiera los resultados fueron notables: establecimiento de nuevos estándares bancarios conocidos como Basilea III, creación del Consejo de Estabilidad Financiera, identificación de entidades “demasiado grandes para quebrar”, revisión de cuotas en el Fondo Monetario Internacional, por mencionar las más relevantes. Con la crisis superada, la reunión ya no da para ocho columnas.

Hoy no hay consenso sobre los grandes temas en la agenda, el punto más urgente, la distribución de vacunas a nivel mundial contra el covid-19 es el elefante en la sala, pues no hay justificación que explique el acaparamiento de vacunas por parte de los países desarrollados.

¿Cómo es que se dejó ir la oportunidad de convertir el G20 en un auténtico mecanismo de Gobernanza global? Se pueden mencionar por lo menos 3 factores. El primero es que la ambiciosa agenda de reforma financiera se limitó a mejorar la regulación, es decir, a comprometerse a cambiar en el papel, sin asegurarse de que se lograran los objetivos materialmente. Ejemplo de ello es la Ley Dodd-Frank de Reforma de Wall Street norteamericana, que, a pesar de sus elementos positivos, hasta hoy sigue teniendo altibajos, como lo demuestran casos como Archegos o la discontinuación de listas de entidades sistémicas.

Un segundo factor es el cambio de liderazgos en todos los países, pero, sobre todo, la llegada de líderes contrarios al multilateralismo como Theresa May y Boris Johnson en Reino Unido y Donald Trump en Estados Unidos, los cuales degradaron el nivel del foro y evitaron comprometer a sus estados en acuerdos mínimos que significaran perdida del status quo. Los más claros ejemplos son la reticencia norteamericana a aceptar la 16va revisión de cuotas del FMI, así como la retirada del Acuerdo de París.

Un tercer factor  es la falta de ambición y coordinación por parte de los países emergentes para obligar a trabajar una agenda más profunda a los países desarrollados. Ejemplos hay muchos: no se presionó para cambiar el peso de las calificadoras de valores a pesar que se encontraban en su peor momento reputacionalmente; no se impulsaron mecanismos para acabar con los paraísos fiscales; no se procuró cerrar las lagunas institucionales en la arquitectura financiera internacional como los mecanismos de resolución de deuda, por mencionar algunos.

Finalmente, al día de hoy podemos observar que, aunque se mantienen muchos de los retos previos a la crisis de 2008, se logró superar la coyuntura y las reformas han sido por lo menos atenuantes ante casos particulares o como vemos ante la pandemia en curso, al obligar a la paralización de actividades económicas, no ocurrieron daños sistémicos en términos financieros, en sí mismo una gran noticia. Sin embargo, los retos de hoy no son los mismos de hace 10 años, la ciberseguridad y los criptoactivos no estaban en el radar en ese momento, ni tampoco las preocupaciones por las finanzas verdes.

Que el G20 pase de noche tiene explicación, ahora la agenda se dirige a otro escenario, el mayor reto es hacer que los inminentes impactos del cambio climático obliguen a los líderes globales al compromiso.  La siguiente parada es el encuentro de la COP26 en Glasgow.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

Reseña: Por la razón o la fuerza, de Marcos Roitman Rosenmann


Las destituciones de Dilma Rousseff, Fernando Lugo y Manuel Zelaya nos recuerdan que en Latinoamérica la democracia plena no está garantizada. Si bien en el último cuarto del siglo XX la región inició el paso de los gobiernos militares a autoridades electas, los casos señalados dejan claro que la democracia en la región está resguardada bajo lo que se considere “apropiado” para las clases dominantes y la fuerza armadas.

Marcos Roitman recorre la vida soberana de las naciones latinoamericanas para analizar las estructuras políticas dominadas por militares, sus procesos y orientaciones políticas; ya que no todas fueron iguales y no todas fueron parte de la coordinación conocida como el Plan Cóndor, donde el enemigo imaginario era el comunismo de manufactura soviética. 

Recordar particularmente lo ocurrido con Salvador Allende resulta saludable para los nuevos gobiernos de izquierda en la región; el autor del libro no solo analiza lo sucedido, sino que resalta el papel en éste del planteamiento de Gene Sharp bajo la teoría de la resistencia no violenta, que, sujeta a la voluntad de los poderes facticos, resulta en una estrategia de boicoteos que buscan poner el escenario para la aceptación de una interrupción violenta del mandato.

También se recapitula cómo ante un mundo alejado cada vez más del fantasma del comunismo soviético ha tenido que mutar de narrativa, de la guerra al narcotráfico a la guerra jurídica o “Lawfare”, bajo la cual se disfraza el golpe de estado y se difumina la línea de la legalidad. El libro publicado en su primera edición en 2019 no atestiguó lo ocurrido con Evo morales en la elección presidencial, pero la “invitación a dejar el poder” por parte de las fuerzas armadas bolivianas caería en dicha categoría.

En el libro de Roitman están presentes otros casos y fracasos como los de intentos de hacer a un lado del poder a Rafael Correa, a Hugo Chávez y al actual presidente venezolano Nicolás Maduro, así como también las inocultables falsedades jurídicas en el caso hoy cerrado a Lula da Silva, pero que fue suficiente para dejarlo fuera de la carrera presidencial de 2018.

La lección más importante de Roitman en todo caso es la realidad que debe tomar en cuenta cualquier plataforma política de izquierda. Como los nuevos presidentes han visto, obtener el gobierno no es obtener el poder, y la propuesta al electorado debe llevar claro que, si se quieren lograr los objetivos políticos, no podrá ser de un día para otro, sino mediante un largo proceso de transformación del pensamiento y no será con colaboración de los poderes fácticos. La resistencia de los oligarcas se debe tomar en cuenta.

Ahora, cuando las naciones de la región están buscando afrontar nuevos retos como la reforma a la OEA o un nuevo liderazgo bajo el marco de la CELAC, deben voltear hacia atrás y no esperar un camino de rosas. Como señala Roitman, los golpes blandos consisten en acorralar al gobierno, deslegitimar sus fuentes de poder, minar la autoridad, provocar el colapso y promover, una ruptura del orden constitucional; lo que significa que la lucha no será limpia.

El título del libro lo dice todo, como el lema del escucho chileno “Por la razón o la fuerza” el mantenimiento de la democracia siempre estará en duda ante la confrontación con los intereses oligopólicos, un elemento más de las coincidencias latinoamericanas.


lunes, 14 de junio de 2021

Archegos... Esas nuevas-viejas grietas del sistema financiero


No ha hecho mucho ruido, pero su caso es el recordatorio que algunas de las causas de la crisis financiera de 2008 no han sido atendidas. Estamos hablando del caso del fondo de inversión Archegos Capital Management que resultó insolvente en sus operaciones en marzo pasado.

Aunque por su tamaño no implica un evento sistémico, dibuja un patrón de cómo pueden ser pasados por alto espacios de arbitraje regulatorio en el sistema financiero debido su naturaleza compleja e interconectada.

Archegos se encargaba de la operación de US$10.000 millones del capital familiar de Bill Hwang, pero a finales de marzo se encontró en crisis al no poder hacer frente a sus posiciones en derivados (total return swap) debido a las garantías adicionales (conocidas como margin calls) que le fueron requeridas por importantes bancos como Goldman Sachs, Morgan Stanley y Deutsche Bank, Credit Suisse y Nomura después de que sus inversiones se depreciaran, entre las principales la compañía de medios ViacomCBS.

La naturaleza de los mercados financieros, como cualquier otro mercado, supone la competencia y la entrada y salida de nuevos participantes de acuerdo a su capacidad de ser rentables, de tal manera que en el caso de Achegos, en principio se trata de un hecho cotidiano donde la empresa enfrenta las consecuencias de contratar operaciones riesgosas; sin embargo, las relaciones de los grandes bancos con Archegos deja ver que incluso tras las reformas financieras de 2008 que buscaron atajar las consecuencias de instituciones “demasiado-grandes-para-quebrar”, en los mercados financieros aún existen canales de transmisión de riesgos que hacen dudar de la superación del llamado riesgo sistémico. De aquí que surjan preguntas y situaciones que pueden servir de guía sobre los cabos sueltos que deben atenderse en el futuro en términos regulatorios.

En primer lugar, hay que preguntarse ¿Cómo fue que estos pesos pesados de la industria financiera fueron incapaces de evaluar el riesgo de impago de Archegos y terminaron perdiendo entre US$20.000 y US$30.000 millones? Se puede aventurar una explicación en la naturaleza de los instrumentos derivados, de la misma forma que en 2008, los llamados OTC o contratos no estandarizados, no pasan por una contraparte central, es una operación limitada a las dos partes.

En segundo lugar, se tiene el llamado apetito de riesgo de los bancos. A grandes rasgos, la operación de Archegos consistía en que rentaba las acciones seleccionadas para invertir a los bancos, ellos mantenían la propiedad mientras el fondo les pagaba por obtener mantener las acciones un tiempo acordado, disfrutando de las ganancias de una mayor cotización al alza, pero afrontando los riesgos de una baja en su valor, en otras palabras, en esta operación se presentó un deseo de ganancias fáciles con riesgos mal calculados por parte de los bancos.

En tercero se observa la propia negligencia imperdonable de los bancos al permitirse operar con Hwang frente a sus antecedentes fraudulentos, pues el creador del fondo ya contaba con sanciones por parte de las autoridades bursátiles por operaciones con información privilegiada en 2012, los bancos debieron haber cumplido con su deber de diligencia y conocer la contraparte de sus operaciones. Quizá por la magnitud de las ganancias en años previos de Archegos, llegando a los US$50.000 millones en activos, con resultados superiores a los principales índices bursátiles, fue sencillo mirar a otro lado.

Por último, la mayor preocupación del caso surge por la inoperancia de los reguladores financieros (en este caso particular la Securities Exchange Commision y la Commodity Futures Trading Commission) que nunca vieron pasar las transacciones, puesto que las operaciones derivadas fuera de bolsa y no estandarizadas no pasaron por los registros de las autoridades. Todo apunta a la falta de implementación de algunas partes de la reforma financiera norteamericana Dodd-Frank de 2010 que no han sido implementadas, lo mismo se puede decir de los estándares internacionales, tras la crisis causada por la pandemia de covid-19 los estándares en materia de margin calls fueron recalendarizados para su completa implementación hasta 2022, lo que generó el espacio para que ni los bancos ni el público conocieran las operaciones con derivados (de la misma forma que ocurrió con el fondo Long Term Capital Management en 1998!) y por tanto no existiera una adecuada evaluación de riesgo, en lo que se puede detectar una falla en lo que se conoce como “disciplina de mercado”.

Este caso, intrascendente en su impacto financiero, debe prender las alertas no solo a las autoridades norteamericanas, sino al conjunto de reguladores globales y los emisores de estándares, ya que es un ejemplo de cómo existen resquicios regulatorios que pudieran tener alcance sistémico (por ejemplo, si se hubiera tratado de unas operaciones de mayores recursos) en los temas que se consideran ya superados, particularmente cuando este mismo año el Financial Stability Board (FSB) acaba de publicar un informe optimista sobre el trabajo realizado sobre los bancos “demasiado grandes para quebrar”; al parecer el contagio y la complejidad son aristas aun no atajadas del todo.

jueves, 3 de junio de 2021

Banking as a … Netflix?


¿Qué cambios podrían hacer las plataformas digitales de los bancos que los hagan parecerse a netflix? Quizá poner de forma gráfica algunos elementos, mejoras en la navegación, control de estadísticas, etc. Sin duda hay muchos elementos de mejora en los portales digitales de la banca, tanto en sus aplicaciones para celular como en los portales, pero el apuntar hacia un “modelo netflix” no hace sentido. Por el contrario, tomar como modelo un portal donde todo es gráfico, estimulante, con sugerencias basadas en recomendaciones de otros usuarios, etc. más que resolver un problema, se esté pisando el terreno inexplorado de la gamification o hacer-parecer-un-juego los servicios financieros, que actualmente está en polémica regulatoria por el caso de la aplicación bursátil RobinHood en Estados Unidos porque las consecuencias de ello son bastante reales en términos de perdida de patrimonio de los clientes. Habrá que ser cuidadosos.

Si se está hablando de una personalización de los servicios bancarios para ofrecer productos “a la medida”, una vez que el banco tiene un conocimiento profundo de nuestro perfil, estamos hablando de una modelo diferente, ese es el sentido del open banking, el usar datos de nuestras operaciones a través de las aplicaciones que permita a diversas empresas financieras conocer nuestra conducta y por tanto tener mejores ofertas de servicios. Es la esencia a nivel mundial del nuevo sector financiero Fintech.

Entre otros conceptos que aún no están claros en México, como neobank, challenger bank, criptoactivos, etc., existen confusiones respecto a lo que es el Banking-as-a-Service (BaaS), una de las tendencias en crecimiento en la oferta de servicios fintech. Aunque suena contraintuitivo, el término no se refiere al “servicio de banca” hacia el usuario, se refiere a que un banco ofrece sus procesos (llámese oferta de crédito, cuentas de depósito, etc.) a otra compañía (fintech) para esta a su vez pueda ofrecer dicho servicio con su propia marca ante el usuario.  Si hablamos de captación de recursos del público debe quedar claro que está prohibido en México por la Ley de Instituciones de Crédito solo permite ofrecer dicho servicio a entidades con licencia bancaria y algunas figuras incluidas las Instituciones de Tecnología Financiera.

El BaaS también es confundido con otra tendencia fintech, que nos recuerda a los viejos portales de internet como Yahoo o msn, en donde encontrábamos un mundo de información estructurada en módulos, esta es conocida como Bank as a Plataform (BaaP) donde un banco contrata una plataforma de productos de terceros (financieros o no) para complementar los servicios propios. El enfoque de mercado brinda a los clientes de diferentes segmentos acceso a una amplia gama de servicios. 

 La tendencia en la digitalización de los servicios bancarios de extremo a extremo aprovecha las nuevas tecnologías conocidas como D-basic (big data, blockchain, inteligencia artificial, tecnología de seguridad, internet de las cosas y cloud computing) gracias a los mayores alcances de las redes de internet pero para que la sociedad pueda sacar lo mejor de éstas aún quedan importantes temas regulatorios, entre los más importantes la seguridad de los datos y la privacidad de los usuarios, pero sobre todo se debe  impulsar una  política de educación financiera, estar atentos a no contratar servicios con empresas no reguladas, proteger nuestra información personal y evitar ser víctimas de abusos teniendo claro lo que contratamos. Como mencionamos al inicio, la siguiente polémica sobre el uso de modelos fintech será de la gamification de los servicios financieros, netflix es entretenimiento, la administración de nuestros recursos financieros no debe serlo.