viernes, 28 de diciembre de 2018

Adiós Libor, hola tasas de referencia libres de riesgo


Antes de 2008, en el imaginario colectivo el sistema financiero funcionaba como la máquina de eficiencia jamás creada. En el fondo los ciudadanos comunes y corrientes no entendían exactamente qué es lo que se producía, pero las estratosféricas ganancias y la ostentación de los inversionistas y banqueros de la industria bastaban para que nadie hiciera preguntas.

La crisis financiera develó muchos secretos y borró el halo de misticismo del mundo de las finanzas. Básicamente las ganancias superiores al promedio eran producto de esquemas fraudulentos, ventas a clientes no aptos y manipulación de mercados. Esto último es el caso de la tasa Libor.

Quizá la tasa de interés sea la variable que más nos acerca a la industria financiera, desde los préstamos para vivienda hasta los créditos usados por los países para financiarse el costo del dinero se expresa en puntos porcentuales sobre el valor de lo recibido.  Dentro de la dinámica de los mercados se dice que su valor es el más perfecto posible pues las oportunidades de sacar ventaja se corrigen casi inmediatamente gracias a la competencia; eso era hasta que se demostró que con unos cuantos operadores de mercado se puede manipular su valor para sacar ventaja. ¿Era muy difícil que ocurriera esta manipulación? No, si comprendemos el mecanismo de conformación de su valor y eliminamos la fe ciega en la doctrina económica de libre mercado.

El London Interbank Offered Rate (LIBOR) es la tasa de interés a la que los bancos prestan sus recursos a otros bancos; su relevancia reside en que, el porcentaje al que se fija es utilizado como base para muchos otros contratos en todo el mundo, sin una relación directa con dichos bancos. Ej., si el Libor se ubica en un 3%, un crédito entre un país y un banco norteamericano podría estar acordado a la tasa que tome de referencia el Libor (3%) más algún porcentaje adicional. El mecanismo para calcular la tasa era el siguiente: por medio de un panel de 16 bancos globales se preguntaba a qué tasa de interés prestarían a otro banco a determinada hora del día, a partir de ahí se sacaba un cálculo promediando las respuestas. El fin de esta dinámica sencilla pero basada en la entera confianza de la integridad de las respuestas llegó cuando en 2008 investigadores de Estados Unidos e Inglaterra descubrieron que los banqueros se ponían de acuerdo para dar porcentajes más bajos de lo que en teoría debería ser el costo del dinero, ¡nadie lo vio venir!!! el fraude salió a la luz y las demandas y sanciones no se hicieron esperar.

Sin que se lleven a cabo al ritmo que se desearía, los esfuerzos por una mejor regulación parece que darán frutos en algunos años con la propuesta de sustituir el Libor (se habla que podría desaparecer a finales del 2021). Se plantea la creación de “tasas de referencia libres de riesgo” bajo las cuales se modificaría la dinámica de la conformación de la tasa. En lugar de preguntar sobre la prospectiva, se tomarían las operaciones realizadas (no es lo mismo decir a cuanto prestarías dinero y finalmente no hacer la operación, que tomar como base aquellas operaciones que se ejecutaron, dijeras lo que dijeras). Este método tiene sus pros y sus contras, en los primeros podemos señalar que añaden lo que en ingles se llama “skin in the game” es decir, obliga a los participantes a poner algo en juego, no están apostando a partir de especulaciones, mientras que, por el lado de los contras, al ser posible nuevos escenarios, los eventos del pasado no contienen toda la información para considerarlos para el futuro inmediato.

A diez años de la gran crisis el sistema financiero demostró una gran resistencia, tanto para evitar graves consecuencias sociales, como también para eliminar a los intereses que alteraron los equilibrios y “generaron incentivos perversos”. Cambios como el de la tasa Libor pueden no ser parte de nuestro día a día, pero las consecuencias del desastre obligan a la sociedad a comprender y desmitificar este y otros fenómenos del Dios mercado.

martes, 13 de noviembre de 2018

Despejando mitos, el mercado bursátil NO es un indicador del futuro macroeconómico


¿Alguna vez se ha preguntado cuál es el sentido de que los noticiarios de las principales canales de televisión nos informen de los movimientos bursátiles? En México, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, a finales del 2017 solo existían 255 mil 475 personas invirtiendo en el mercado bursátil. ¿Nos deben interesar las pérdidas y ganancias de menos del 5% de la población económicamente activa?  Los enfoques de los medios de comunicación creen que sí, que sus intereses (ellos se encuentran en ese selecto grupo) deben ser información para el resto.

Una manipulación tan descarada como esa solo puede ser creíble si se contextualiza en otras medias verdades. Antes que cualquier cosa, los mercados bursátiles en todo el mundo son simple y sencillamente un instrumento de financiamiento: En él se reúnen las empresas que ofrecen una participación en su negocio (acciones) a cambio de los ahorros o excedentes de las personas que al comprar dichas acciones se vuelven inversionistas. El mercado bursátil es el mecanismo mediante el cual se forman los precios de las acciones de las empresas. No hay mayor diferencia con la forma en que se formarían los precios en una central de abastos o una subasta. ¿Porque entonces se cree que las variaciones de las acciones de las empresas son más importantes los precios diarios de las frutas y verduras y por qué los medios tratan de vendernos las fluctuaciones bursátiles como el pulso de la economía?

La respuesta nuevamente tiene que ver con las medias verdades del sistema económico, en primer lugar, a diferencia de una central de abastos, los mercados bursátiles no tienen que trasladar ningún producto, lo que genera una mayor facilidad para revender lo que se compra, es decir, los mercados bursátiles tienen naturalmente un mercado secundario, y éste a su vez, se vuelve un espacio atractivo para la especulación de aquellos que buscan obtener una ganancia entre el precio de compra y el precio de venta. El mercado secundario no es exclusivo de los mercados bursátiles, si nosotros compramos y vendemos nuestros bienes usados a través de portales de internet como mercadolibre.com o vivaanuncios.com también estamos participando de un mercado secundario. La diferencia entre ambos ejemplos de mercados secundarios es que cuando compramos o vendemos por ejemplo, tarjetas coleccionables, no se necesita tener en consideración variables como la inflación o los ciclos económicos, lo cual, en el caso de los negocios si es necesario. De forma similar, las empresas afectarán de forma agregada la demanda de materias primas o la generación de empleos entre otras, haciendo que el mercado bursátil tenga un carácter sistémico para la economía.

Sin embargo, que el mercado bursátil sea sistémico no significa que las variaciones en precios día a día sean reflejo de las condiciones económicas en su conjunto a mediano o largo plazo. El truco para darle carácter científico a las tendencias bursátiles ocurre cuando a la dinámica de los mercados secundarios se le agrega una doctrina que todos terminan por dar por cierta, la hipótesis de los mercados eficientes de Eugene Fama.

La hipótesis de los mercados emergentes dice que el precio de los activos refleja toda la información y nadie puede obtener un rendimiento mayor al del mercado, es decir, el precio es reflejo total y absolutamente de todos los factores que debe tener en cuenta el inversionista y el oferente. Por ejemplo, si se quiere vender mangos, y se ofrece el kilo a un valor de 100 pesos, el inversionista podrá determinar si el precio es adecuado, entre otras cosas, tomando en cuenta la temporada, si lo ofrezco en diciembre, fuera de temporada, el inversionista considerará que es un precio adecuado, si lo ofrezco en agosto sabrá que lo puede conseguir en otro lugar a menor precio, obligando al vendedor a darle un precio menor, de tal modo que todos los vendedores de mango terminarán ofreciendo sus productos a un precio similar.

La dinámica ejemplificada es clara para cualquier comerciante, microempresario o consumidor, que fácilmente se pude descartar la veracidad de dicha teoría, por lo cual sus defensores han matizado las implicaciones del argumento mediante tres variantes, débil, semifuerte y fuerte, pero no dando por incorrecta la premisa de los precios como reflejo absoluto de las circunstancias. Se olvida (se pasa por alto o de plano se busca ocultar) la naturaleza especulativa del corto plazo, en cambio darle sentido científico es fundamental para especuladores y los dueños de las acciones, ese es el punto neurálgico de la falacia de los agoreros del desastre con las subidas y bajadas de los índices bursátiles que a diario se nos presentan en la televisión. Sin la impresión de que son el reflejo de la macroeconomía no hay forma de que la opinión publica presione al gobierno a actuar en tal o cual vía.

La próxima vez que observe a los conductores o analistas señalando las tendencias bursátiles recuerde que no están más que hablando de precios de empresas, negociados en otra empresa (la Bolsa Mexicana de Valores no es una institución pública ni la única en México) en la cual solamente esta participando menos del 1% de la población y con cuentas con un promedio de 30 millones de pesos. No, los intereses de ellos y los intereses de la sociedad no son los mismos.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Semana Nacional de Educación Financiera, la salida; Semana Mundial de Inversionista, la meta

Nunca antes hizo tanto sentido la frase “el tiempo es dinero” pues ahora una educación básica en temas financieros nos permite conocer las tasas de interés que obtendríamos en un mes o en un año de inversión de nuestros ahorros. Hoy esta necesidad educativa empieza a tener respuesta por parte de las autoridades educativas, cuando hablamos de educación financiera estamos hablando de seguridad, planeación, inversión y pensiones para los individuos y sus familias.

¿Cómo comprende una persona que nació antes de los 90 el dinero en un mundo de tipos de cambio flexible y tasas de interés? Con grandes esfuerzos educativos para modificar su marco de referencia, pues la realidad nacional desde entonces hasta ahora ha cambiado, adiós tipos de cambio fijos y pensiones bajo sistema de reparto. México no puede escapar de su realidad, no somos el primer mundo, en los últimos años del siglo XX ya se hablaba de competitividad y que para ser parte del tren de la globalización las herramientas eran el idioma ingles y las ciencias de la computación, ¿es que nadie vio venir la necesidad de alfabetización financiera?

La 11va Semana Nacional de Educación Financiera en México, realizada del 1 al 5 de octubre de 2018, fue un buen esfuerzo por revertir el atraso con talleres, pláticas, juegos, conferencias, entre otros con el fin de educar a la sociedad en el manejo de sus recursos financieros, pero para dar cuenta de la distancia que nos separa de otras latitudes en materia financiera; hemos de decir que al tiempo de este evento en México, en el mundo entero se llevó a cabo la World Inverstor Week, la 2da Semana Mundial del Inversionista, auspiciada por la Organización Internacional de Comisiones de Valores de la cual la Comisión Nacional Bancaria y de Valores Mexicana es parte.

La diferencia de los enfoques es clara, mientras que en la celebración mundial se dirige a crear oportunidades para que las personas en su papel de inversionistas aprendan a comprender los riesgos de los productos financieros (este año enfocados en las nuevas quimeras virtuales que son las criptomonedas y las ofertas iniciales de “tokens”), en México el enfoque tiene que ser más básico; tan solo con ver las cifras del recién publicado 9no Reporte Nacional de Inclusión Financiera (RNIF) podemos ver el largo camino por recorrer para, antes de siquiera llamarnos inversionistas, considerarnos ahorradores.

El RNIF arroja que de 2012 a 2015 el porcentaje de adultos que llevan un registro de sus gastos aumentó de 20% a 37% o que el 84% de la población adulta no cuenta con algún tipo de seguro y que casi la mitad de la población desconoce la existencia de cuentas bancarias básicas que no cobran comisiones. Tomando como el documento de investigación “G20/OECD INFE Report on Adult Financial Literacy in G20 Countries” de 2017 el RNIF 2019 nos da una idea de nuestra ubicación respecto de otros países en términos de alfabetización financiera:

Indice de Alfabetización Financiera 2017


Tomado de ENIF con datos de G20/OECD INFE Report on Adult Financial Literacy in G20 Countries. 2017

Sin duda las circunstancias son distintas, es complicado y hasta puede sonar cínico esperar que una sociedad con las condiciones mínimas de supervivencia se plantee el destinar los recursos de hoy al aprovechamiento en el largo plazo mediante la inversión financiera, pero si no se hace el esfuerzo por evitar vicios, como por ejemplo los gastos hormiga, el logro de metas como un retiro digno no serán más que sueños posibles para unos cuantos. Si los mexicanos aprendimos del tipo de cambio bajo las experiencias de las devaluaciones, la estabilidad macroeconómica actual es un contexto positivo para pensar a largo plazo y aprender por las buenas y paso a paso, primero como administradores, segundo como ahorradores y eventualmente como inversionistas.

miércoles, 25 de julio de 2018

Calentando motores para la reunión del G20 en Argentina


El fin de semana se reunieron 23 ministros de finanzas, 14 presidentes de Bancos Centrales y 10 titulares de organizaciones internacionales en Buenos Aires para dar seguimiento a la agenda del G20, los asuntos a tratar van más allá del crecimiento económico. Para esta tercera reunión los temas tratados se pueden clasificar en tres grupos: evaluación de la economía y sus riesgos, temas prioritarios bajo la Presidencia pro-tempore Argentina y construcción de la arquitectura financiera internacional.

El G-20 representa dos tercios de la población mundial, 85 por ciento del producto interno bruto y 75 por ciento de todo el comercio internacional, por lo que sus decisiones son de gran impacto, pero quizá desde la perspectiva de las finanzas, es decir del espacio que ocupan los Bancos Centrales y Ministerios de Hacienda no hay mucho por hacer por el momento, por un lado, no pueden evitar las alternativas políticas que las sus sociedades están eligiendo, (la vuelta hacia el interior, el proteccionismo) mientras que por el otro,  dejar sus economías bajo la inercia de la recuperación probablemente  los hará salir bien librados  hasta el final de sus mandatos.

Desde las primeras reuniones que se realizaron en 2008 para atender de manera urgente los temas relativos a la crisis financiera, el G20 ha ido ampliando la agenda de la gobernanza global a temas tan variados como medioambiente, laboral o tecnológico; no obstante, todos ellos concurren de alguna manera en la agenda financiera. Habría que señalar que los encuentros este año han sido menos álgidos comparados con lo ocurrido en Alemania el año pasado, durante la presentación del equipo económico Norteamericano del presidente Donald Trump con el secretario del Tesoro, Steven Munchin, a la cabeza quien mantuvo la retórica en momentos en que la imposición de tarifas arancelarias estaban a un paso: “Continuaremos utilizando todas las herramientas de política para apoyar un crecimiento fuerte, sostenible, balanceado e inclusivo” es lo que se señala la declaración final. Quizá la cordialidad del encuentro  este año, tenga que ver con que la economía global está en ritmo y como lo indica el reporte anual del Banco Internacional de Pagos, no hay grandes retos a corto plazo. Las amenazas de una guerra comercial, los desbalances globales, la desigualdad y el crecimiento estructuralmente débil son tendencias a observar en el mediano plazo.

En temas de la arquitectura financiera internacional conviene recordar que la creación del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) en 2009 sin duda fue pieza clave y desde entonces el trabajo de coordinación con los organismos emisores de estándares (Comité de Basilea para la Supervisión Bancaria, Organización Internacional de Comisiones de Valores, Asociación Internacional de Supervisores de Seguros) ha sido exitosa, al punto en que a 10 años de la crisis, el trabajo entró en una etapa de “evaluación de las reformas y sus consecuencias” cuyos resultados seguramente se estarán presentando en la reunión del FSB de noviembre, al tiempo que ataja temas nuevos como los relacionados a las tecnologías financieras aplicadas a las finanzas (FINTECH). Del otro lado de la moneda podemos ver una lenta adaptación de las instituciones de Bretton Woods, apenas en 2016 el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó la XIV revisión de cuotas de 2010 y ya tendría que estarse trabajando en la XV revisión, para lo cual el comunicado señala como fecha limite la reunión anual del próximo año.

Argentina, haciendo uso de las facultades del anfitrión plantea como prioridades de 2018 “El futuro del trabajo”, la “Infraestructura para el desarrollo” y “Un futuro alimentario sostenible”. Bajo el primer punto el grupo de titulares de finanzas respaldó el Menú de Opciones de Políticas para el Futuro del trabajo, hablando de que este ayudará a aprovechar las tecnologías para fortalecer el crecimiento y productividad; ayudar a las personas a enfrentar desafíos distributivos y promocionar la igualdad de género y la cooperación. Paliativos ante la tendencia de automatización la tercerización del trabajo que parecerían irreversibles a estas alturas. Al presentarse los avances de la Hoja de ruta hacia la clasificación de la Infraestructura como activo, la idea es impulsar la inversión del sector privado en las carteras de proyectos de infraestructura con una metodología estandarizada.

Finalmente, conviene resaltar que, en el comunicado del encuentro, se da la bienvenida nuevamente a las “Guías Operacionales para el Financiamiento Sostenible” y los trabajos sobre el endeudamiento del Banco Mundial (BM), el FMI y el Club de París, pero aún no se ven propuestas para que se presente en la mesa de discusión la creación de un tribunal de arbitraje de la deuda. Algo de esta naturaleza sería un gran paso si es presentado por el esperado reporte del Grupo de Personas Eminentes del G20 sobre Gobernanza Financiera. Mientras tanto, en las próximas reuniones veremos temas de la agenda como el financiamiento al terrorismo, la inclusión financiera y las finanzas sustentables ocupan mayores líneas en sus comunicados.

martes, 3 de julio de 2018

Banqueros centrales, en sus palabras “salvadores del sistema financiero mundial”

Agustin Carstens Gerente general del Banco de Pagos Internacionales, presentó recientemente el informe anual de la institución que encabeza.
Poniéndole su sello a tan solo siete meses de asumir, el informe ahora se dividirá en dos publicaciones, una (informe anual) con los resultados financieros y actividades institucionales y otro el Informe Económico Anual (IEA), conteniendo el análisis de la economía mundial.
El IEA contiene tres capítulos sobre el desarrollo de la economía mundial, se analizan los riesgos y prospectivas del mundo que enfrentan los tomadores de decisión en materia de política monetaria y regulación financiera.
El punto de partida del análisis del BIS es la vuelta a la estabilidad a 10 años de lo que se señala como la “Gran Crisis Financiera” tomando como indicadores clave el ritmo de crecimiento mundial, las tasas de inflación y el nivel de empleo.
A corto plazo el reporte considera que se vive en un escenario favorable “una de las expansiones económicas más prolongadas del período posterior a la II Guerra Mundial”, lo cual para Carstens “pondría a prueba las nociones del pleno empleo”. En la presentación del documento el exbanquero central de México señaló que la comunidad de bancos centrales debe sentirse satisfecha con el estado de la economía global” pues se evitó una “Gran depresión” tras una década de esfuerzos con política acomodaticia y no convencional.
De tal modo, la prueba a futuro será mantener una expansión sustentable. La pregunta de los banqueros es ¿Cómo es posible el nivel de crecimiento actual sin generar inflación? La evidencia empírica contradice la ortodoxia económica, para lo cual solamente se tienen hipótesis como avances tecnológicos y el efecto mismo de la globalización (argumento recurrente en los reportes anuales).
Al ser la prudencia uno de los valores fundamentales de los bancos centrales, sea cual sea su composición y mandatos, el informe señala las vulnerabilidades que el BIS considera, podrían afectar la tendencia favorable del crecimiento en el mediano plazo:
·         Los desequilibrios constantes tras la recuperación y la actual dependencia de la laxitud monetaria, que se refleja en mercados financieros con sobreprecios.
·         El constante aumento del nivel de endeudamiento soberano, rompiendo records constantemente (por encima de los 160 trillones de dólares, significando el 300% del PIB mundial).
El punto de implosión o como se conoce comúnmente “Momento Minsky” es lo que genera inquietud, ¿serán las medidas proteccionistas a nivel comercial? ¿será una descompresión repentina “snapback” de la economía con bonos soberanos históricamente bajos? ¿será una corrección en el apetito de riesgo en los mercados? Lo que no deja lugar a dudas para la comunidad de banqueros centrales es que ya sea en el mediano o en el largo plazo las amenazas podrían estallar, y ahora las el toolkit de política monetaria se encuentra más limitados que antes de la crisis. Ahora es el momento de atenuar las tendencias.
Carsterns concluye con los pasos a seguir: asegurar el progreso de la última década, segundo, continuar el camino de la regularización de la política monetaria, tercero, mantener una perspectiva de largo plazo y limitar la acumulación de desbalances de acuerdo con un marco de estabilidad macroprudencial y finalmente, redoblar los esfuerzos de las reformas estructurales para fortalecer el potencial de crecimiento y la resistencia económica.

viernes, 19 de enero de 2018

México una vuelta más a la tuerca, la cuestionable adhesión al CIADI


El Convenio sobre Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones entre Estados y nacionales de otros Estados (CIADI), es un mecanismo mediante el cual los países y las empresas extranjeras que invierten en ellos pueden dirimir diferencias cuando existen acuerdos comerciales o sobre inversiones, es decir, es un jurado.
A principios de año, tras más de 50 años de existencia, México decidió adherirse a dicho mecanismo. Lo hizo sin aplausos y bajo poca cobertura mediática, sumamente poca si comparamos otros eventos internacionales de menor relevancia política como lo son algunas visitas bilaterales de autoridades extranjeras ¿habrá algo que ocultar? En principio no hay nada que ocultar, simplemente es una mala decisión, como otras malas decisiones de la actual administración en política exterior. Al entender que se trata de un mecanismo de impartición de justicia no suena descabellado suscribirse, pero al explicarse que el CIADI forma parte del Grupo Banco Mundial (BM) esta decisión puede verse con otro matiz.
Permanentemente el BM ha estado inmerso en la polémica por su enfoque pro-mercado y contra las políticas sociales de los gobiernos, no son pocos los casos en que se han cuestionado las condiciones que la institución requiere para otorgar préstamos. Al día de hoy, junto con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el BM es una de las instituciones que no deja de apoyar las reformas estructurales en México y en otros países en desarrollo, como si los resultados de empobrecimiento de la sociedad no fueran suficiente evidencia de su fracaso tras el llamado Consenso de Washington desde los años 80.

No sorprende que los medios de comunicación mexicanos no dieran difusión a la incorporación de México al instrumento de arbitraje, quizá por el control que tiene el gobierno sobre la prensa nacional, como los diarios norteamericanos han documentado. Si la sociedad relacionara las noticias económicas con el hecho de la adhesión, se prenderían las alarmas, tan solo hace una semana se reveló el resultado de una investigación de la UNAM que señala que en los últimos 30 años el poder adquisitivo de los mexicanos ha disminuido en 80%, coincidentemente los mismos años desde que el cambio de enfoque macroeconómico; la segunda noticia con la que se debe relacionar la adhesión al CIADI y que debería alzar cuestionamientos son los comentarios del economista en jefe del BM, Paul Romer, quien develó que el cambio de metodología en el estudio Doing Business afectó negativamente la posición de Chile durante los gobiernos de Michelle Bachelet, por el solo hecho de no ser tan permisivos con los empresarios en las políticas locales. Tal suceso pone en evidencia la posición política del BM basada en conceptos ideológicos más que criterios económicos, ese es el doble racero con que el que se puede esperar que actúe el CIADI.
México es el campeón de los tratados de comercio y de inversión bilaterales, desde el gobierno de Miguel de la Madrid la política económica se reorientó hacia una mayor apertura comercial, el país se incorporó al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), antecedente de la Organización Mundial de Comercio (OMC) e incluso entonces, no sucedió la incorporación al CIADI, ¿por qué? Una de las explicaciones puede ser que México realmente no lo necesita, en los acuerdos con otros países México incorpora mecanismos ad oc para la solución de controversias, por ejemplo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) señala que, en caso de controversia, la parte que se considera agraviada tiene derecho a seguir una de tres reglas procesales de distintos mecanismos de arbitraje: el del CIADI, el mecanismo complementario del CIADI y el de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, y a partir de tal selección, se constituirá un tribunal integrado por tres árbitros acordados entre las partes, es decir, se siguen las reglas de los mecanismos comentados, pero bajo la institucionalidad acordada por las partes.  Por otro lado, ¿Qué ventajas tienen las empresas mexicanas al defender la incorporación de México al CIADI?, ninguna; las empresas mexicanas pueden demandar en otros países el incumplimiento de acuerdos de inversión, pero no pueden demandar incumplimientos en México al ser empresas nacionales, es un mecanismo reservado a las inversiones extranjeras.

Las cifras de los juicios ante el CIADI dan muestra de una tendencia a favor de los reclamos de los inversionistas (29%) sobre aquellos que dan la razón a los Estados, de forma que no dan lugar a los reclamos (17.8%) sin contar con que en 16.6% de los casos existió un arreglo bilateral.


 Fuente: Estadísticas del 2do semestre de 2017 del CIADI https://icsid.worldbank.org/en/Documents/resources/ICSID%20Web%20Stats%202017-2%20(Spanish)%20Final.pdf

No todo el mundo es parte de CIADI, en él se encuentran los países desarrollados (lugar de origen de la mayoría de las empresas trasnacionales) que pueden demandar en otros países y la mayor parte de los países pobres. ¿Quiénes NO forman parte?, los BRICS (con excepción de China), ni India ni Brasil, ni Rusia, ni Sudáfrica están dispuestos a poner en juego ante un tribunal del BM sus políticas de inversión, donde resulta evidente que llevan las de perder. Así lo han entendido Bolivia, Venezuela y Ecuador que han decidido retirarse.  
México en el CIADI ¿noticia para pregonar con bombo y platillo?, el ser parte del CIADI y poner ante un tribunal parcial las políticas macroeconómicas, solo servirá de excusa para el gobierno en turno para explicar cómo las circunstancias externas son las que perjudican a la población y NO las incapacidades de los políticos locales, los responsables del magro crecimiento económico nacional.

miércoles, 10 de enero de 2018

Misión Cumplida Basilea III, nos vemos en la próxima crisis Basilea IV


A tan solo unos meses de que Donald Trump ganara la presidencia en los Estados Unidos las cotizaciones bursátiles de los bancos norteamericanos se dispararon, la perspectiva de una menor carga regulatoria y de echar abajo partes de la Ley Dodd-Frank de 2010 se veía como una posibilidad.
Sin perder el tiempo, a finales de enero el representante republicano Patrick McHenry envió una carta solicitando la retirada de los Estados Unidos de los organismos financieros emisores de estándares y le puso los pelos de punta a los negociadores internacionales que hasta ese momento habían logrado establecer un gran número de nuevos acuerdos con el fin de hacer más seguro el sistema financiero internacional. Sin Estados Unidos cualquier esfuerzo sería limitado.
 
Como si se tratara de un cuento con final feliz, el a principios de diciembre de 2017 los miembros del Comité de Basilea para la Supervisión Bancaria, incluyendo a EUA cerraron el ciclo de reformas, algo que, a pesar de lo cerca que se encontraba de su conclusión, tras la salida de piezas clave de la regulación bancaria como Daniel K. Tarullo se ponía en duda.
Bajo la premisa de generar estándares, simples transparentes y comparables los expertos internacionales se dieron a la tarea de atender todos aquellos aspectos que durante la crisis de 2007 hicieron evidente las fallas en el negocio bancario, ¿en que consistieron los principales cambios?
·         Mayores requerimientos de capital para los bancos y cambios en las metodologías en el cálculo de los Activos Ponderados por Riesgo.
·         Nuevos estándares para incluir indicadores de liquidez en un plazo de un mes (Coeficiente de Cobertura de Liquidez) como en un plazo de un año (Coeficiente de Fondeo Estable Neto)
·         Se establece una medida de apalancamiento basado en el capital y las exposiciones totales.
·         Se crean metodologías para el cálculo de riesgo operacional y otro tipo de riesgos, así como marcos regulatorios para bancos calificados como “sistémicos” por su importancia e impacto a nivel local y global.
Pero la cereza del pastel, y por lo cual tras 7 años del documento base las reformas no concluían era el debate entre Europa y Estados Unidos por un límite mínimo a los activos ponderados por riesgo calculados mediante los modelos particulares de los bancos (modelos internos), en el cual el nivel propuesto por Estados Unidos era de 75% y por su parte los países europeos planteaban en 70%. La decisión salomónica consistió en elegir el punto intermedio 72.5% (tras varios meses de discusiones y presiones por parte de la industria).
 
Los estándares bancarios no son perfectos, hay que ser claros en lo que son, el piso mínimo en que los miembros se han puesto de acuerdo, se ha atajado las causas de la crisis de 2007 basados en las posibilidades de ciertos eventos adversos y atendiendo a las probabilidades; pero mientras los bancos tengan la fórmula mágica para prestar más dinero del que tienen la palabra riesgo debe estar siempre presente.