miércoles, 17 de octubre de 2018

Semana Nacional de Educación Financiera, la salida; Semana Mundial de Inversionista, la meta

Nunca antes hizo tanto sentido la frase “el tiempo es dinero” pues ahora una educación básica en temas financieros nos permite conocer las tasas de interés que obtendríamos en un mes o en un año de inversión de nuestros ahorros. Hoy esta necesidad educativa empieza a tener respuesta por parte de las autoridades educativas, cuando hablamos de educación financiera estamos hablando de seguridad, planeación, inversión y pensiones para los individuos y sus familias.

¿Cómo comprende una persona que nació antes de los 90 el dinero en un mundo de tipos de cambio flexible y tasas de interés? Con grandes esfuerzos educativos para modificar su marco de referencia, pues la realidad nacional desde entonces hasta ahora ha cambiado, adiós tipos de cambio fijos y pensiones bajo sistema de reparto. México no puede escapar de su realidad, no somos el primer mundo, en los últimos años del siglo XX ya se hablaba de competitividad y que para ser parte del tren de la globalización las herramientas eran el idioma ingles y las ciencias de la computación, ¿es que nadie vio venir la necesidad de alfabetización financiera?

La 11va Semana Nacional de Educación Financiera en México, realizada del 1 al 5 de octubre de 2018, fue un buen esfuerzo por revertir el atraso con talleres, pláticas, juegos, conferencias, entre otros con el fin de educar a la sociedad en el manejo de sus recursos financieros, pero para dar cuenta de la distancia que nos separa de otras latitudes en materia financiera; hemos de decir que al tiempo de este evento en México, en el mundo entero se llevó a cabo la World Inverstor Week, la 2da Semana Mundial del Inversionista, auspiciada por la Organización Internacional de Comisiones de Valores de la cual la Comisión Nacional Bancaria y de Valores Mexicana es parte.

La diferencia de los enfoques es clara, mientras que en la celebración mundial se dirige a crear oportunidades para que las personas en su papel de inversionistas aprendan a comprender los riesgos de los productos financieros (este año enfocados en las nuevas quimeras virtuales que son las criptomonedas y las ofertas iniciales de “tokens”), en México el enfoque tiene que ser más básico; tan solo con ver las cifras del recién publicado 9no Reporte Nacional de Inclusión Financiera (RNIF) podemos ver el largo camino por recorrer para, antes de siquiera llamarnos inversionistas, considerarnos ahorradores.

El RNIF arroja que de 2012 a 2015 el porcentaje de adultos que llevan un registro de sus gastos aumentó de 20% a 37% o que el 84% de la población adulta no cuenta con algún tipo de seguro y que casi la mitad de la población desconoce la existencia de cuentas bancarias básicas que no cobran comisiones. Tomando como el documento de investigación “G20/OECD INFE Report on Adult Financial Literacy in G20 Countries” de 2017 el RNIF 2019 nos da una idea de nuestra ubicación respecto de otros países en términos de alfabetización financiera:

Indice de Alfabetización Financiera 2017


Tomado de ENIF con datos de G20/OECD INFE Report on Adult Financial Literacy in G20 Countries. 2017

Sin duda las circunstancias son distintas, es complicado y hasta puede sonar cínico esperar que una sociedad con las condiciones mínimas de supervivencia se plantee el destinar los recursos de hoy al aprovechamiento en el largo plazo mediante la inversión financiera, pero si no se hace el esfuerzo por evitar vicios, como por ejemplo los gastos hormiga, el logro de metas como un retiro digno no serán más que sueños posibles para unos cuantos. Si los mexicanos aprendimos del tipo de cambio bajo las experiencias de las devaluaciones, la estabilidad macroeconómica actual es un contexto positivo para pensar a largo plazo y aprender por las buenas y paso a paso, primero como administradores, segundo como ahorradores y eventualmente como inversionistas.

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