Agustin Carstens Gerente general del Banco de Pagos
Internacionales, presentó recientemente el informe anual de la institución que
encabeza.
Poniéndole su sello a tan solo siete meses de asumir, el
informe ahora se dividirá en dos publicaciones, una (informe anual) con los
resultados financieros y actividades institucionales y otro el Informe Económico
Anual (IEA), conteniendo el análisis de la economía mundial.
El IEA contiene tres capítulos sobre el desarrollo de la economía
mundial, se analizan los riesgos y prospectivas del mundo que enfrentan los
tomadores de decisión en materia de política monetaria y regulación financiera.
El punto de partida del análisis del BIS es la vuelta a la
estabilidad a 10 años de lo que se señala como la “Gran Crisis Financiera”
tomando como indicadores clave el ritmo de crecimiento mundial, las tasas de
inflación y el nivel de empleo.
A corto plazo el reporte considera que se vive en un escenario
favorable “una de las expansiones económicas más prolongadas del período posterior
a la II Guerra Mundial”, lo cual para Carstens “pondría a prueba las nociones
del pleno empleo”. En la presentación del documento el exbanquero central de México
señaló que la comunidad de bancos centrales debe sentirse satisfecha con el
estado de la economía global” pues se evitó una “Gran depresión” tras una década
de esfuerzos con política acomodaticia y no convencional.
De tal modo, la prueba a futuro será mantener una expansión
sustentable. La pregunta de los banqueros es ¿Cómo es posible el nivel de crecimiento
actual sin generar inflación? La evidencia empírica contradice la ortodoxia económica,
para lo cual solamente se tienen hipótesis como avances tecnológicos y el
efecto mismo de la globalización (argumento recurrente en los reportes anuales).
Al ser la prudencia uno de los valores fundamentales de los
bancos centrales, sea cual sea su composición y mandatos, el informe señala las
vulnerabilidades que el BIS considera, podrían afectar la tendencia favorable
del crecimiento en el mediano plazo:
·
Los desequilibrios constantes tras la
recuperación y la actual dependencia de la laxitud monetaria, que se refleja en
mercados financieros con sobreprecios.
·
El constante aumento del nivel de endeudamiento
soberano, rompiendo records constantemente (por encima de los 160 trillones de dólares,
significando el 300% del PIB mundial).
El punto de implosión o como se conoce comúnmente “Momento Minsky”
es lo que genera inquietud, ¿serán las medidas proteccionistas a nivel
comercial? ¿será una descompresión repentina “snapback” de la economía con bonos
soberanos históricamente bajos? ¿será una corrección en el apetito de riesgo en
los mercados? Lo que no deja lugar a dudas para la comunidad de banqueros
centrales es que ya sea en el mediano o en el largo plazo las amenazas podrían
estallar, y ahora las el toolkit de
política monetaria se encuentra más limitados que antes de la crisis. Ahora es
el momento de atenuar las tendencias.
Carsterns concluye con los pasos a seguir: asegurar el
progreso de la última década, segundo, continuar el camino de la regularización
de la política monetaria, tercero, mantener una perspectiva de largo plazo y
limitar la acumulación de desbalances de acuerdo con un marco de estabilidad
macroprudencial y finalmente, redoblar los esfuerzos de las reformas
estructurales para fortalecer el potencial de crecimiento y la resistencia económica.
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