Las destituciones de Dilma Rousseff, Fernando Lugo y Manuel Zelaya nos recuerdan que en Latinoamérica la democracia plena no está garantizada. Si bien en el último cuarto del siglo XX la región inició el paso de los gobiernos militares a autoridades electas, los casos señalados dejan claro que la democracia en la región está resguardada bajo lo que se considere “apropiado” para las clases dominantes y la fuerza armadas.
Marcos Roitman recorre la vida soberana de las naciones latinoamericanas para analizar las estructuras políticas dominadas por militares, sus procesos y orientaciones políticas; ya que no todas fueron iguales y no todas fueron parte de la coordinación conocida como el Plan Cóndor, donde el enemigo imaginario era el comunismo de manufactura soviética.
Recordar particularmente lo ocurrido con Salvador Allende resulta saludable para los nuevos gobiernos de izquierda en la región; el autor del libro no solo analiza lo sucedido, sino que resalta el papel en éste del planteamiento de Gene Sharp bajo la teoría de la resistencia no violenta, que, sujeta a la voluntad de los poderes facticos, resulta en una estrategia de boicoteos que buscan poner el escenario para la aceptación de una interrupción violenta del mandato.
También se recapitula cómo ante un mundo alejado cada vez más del fantasma del comunismo soviético ha tenido que mutar de narrativa, de la guerra al narcotráfico a la guerra jurídica o “Lawfare”, bajo la cual se disfraza el golpe de estado y se difumina la línea de la legalidad. El libro publicado en su primera edición en 2019 no atestiguó lo ocurrido con Evo morales en la elección presidencial, pero la “invitación a dejar el poder” por parte de las fuerzas armadas bolivianas caería en dicha categoría.
En el libro de Roitman están presentes otros casos y fracasos como los de intentos de hacer a un lado del poder a Rafael Correa, a Hugo Chávez y al actual presidente venezolano Nicolás Maduro, así como también las inocultables falsedades jurídicas en el caso hoy cerrado a Lula da Silva, pero que fue suficiente para dejarlo fuera de la carrera presidencial de 2018.
La lección más importante de Roitman en todo caso es la realidad que debe tomar en cuenta cualquier plataforma política de izquierda. Como los nuevos presidentes han visto, obtener el gobierno no es obtener el poder, y la propuesta al electorado debe llevar claro que, si se quieren lograr los objetivos políticos, no podrá ser de un día para otro, sino mediante un largo proceso de transformación del pensamiento y no será con colaboración de los poderes fácticos. La resistencia de los oligarcas se debe tomar en cuenta.
Ahora, cuando las naciones de la región están buscando afrontar nuevos retos como la reforma a la OEA o un nuevo liderazgo bajo el marco de la CELAC, deben voltear hacia atrás y no esperar un camino de rosas. Como señala Roitman, los golpes blandos consisten en acorralar al gobierno, deslegitimar sus fuentes de poder, minar la autoridad, provocar el colapso y promover, una ruptura del orden constitucional; lo que significa que la lucha no será limpia.
El título del libro lo dice todo, como el lema del escucho chileno “Por la razón o la fuerza” el mantenimiento de la democracia siempre estará en duda ante la confrontación con los intereses oligopólicos, un elemento más de las coincidencias latinoamericanas.
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