jueves, 31 de octubre de 2019

El reto de permanecer alerta, comentarios del 5to Reporte Anual de Implementación y Efectos de las Reformas a la Regulación Financiera del G20


En una palabra, la causa de la crisis financiera de 2008 fue la complacencia; se creyó religiosamente en el sistema de oferta y demanda incluso cuando los fundamentales nos hacían ver el abismo. La única forma de no caer en los viejos dogmas de la eficiencia del sistema financiero global es permanecer alertas, y es justo el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB por sus siglas en ingles), institución creada en aquellos turbulentos años, quien nos da la puerta de entrada para la tarea.

A mediados de octubre se publicó la que podría señalarse como publicación insignia del FSB, el reporte anual de Implementación y efectos de las Reformas a la Regulación Financiera del G20, en su 5ta edición.

El reporte llega en una etapa de transición desde la regulación a la implementación a nivel internacional. Se comenta sobre las áreas de oportunidad para concluir la agenda de 2009 (Hacer las instituciones financieras más sólidas, terminar con las instituciones “demasiado grandes para quebrar” (o TBTF por sus siglas en inglés), hacer el mercado de productos derivados más seguro y, fortalecer la resiliencia de la intermediación financiera no bancaria); al tiempo que se trabaja sobre los efectos no previstos de las reformas.

Las reglas básicas de Basilea III para bancos se han implementado en la totalidad de las jurisdicciones del FSB (24) es decir, las reglas de mayor capital (y mejor calidad) y mejor liquidez de corto plazo, en tanto que las medidas de liquidez de largo plazo (Net Stable Funding Ratio) y las reglas de apalancamiento tan solo se han implementado en 16 jurisdicciones (México retrasado en ambas). Los retardos en la implementación pueden ser tanto deliberados como involuntarios, mientras que el factor de “presión de pares” y los acuerdos de “Guiar con el ejemplo” han perdido su fuerza a medida que pasa el tiempo.

En términos de capital, uno de los puntos débiles del proceso regulatorio ha sido las aseguradoras, en donde el organismo emisor de estándares Asociación Internacional de Supervisores de Aseguradoras (IAIS) no ha logrado completar la regulación en cuento al Estándar de Capital para Aseguradoras Basado en Riesgo además de que el tiempo de implementación llevará otros 5 años.

El blanco de las críticas ha sido lo relacionado con las instituciones TBTF, pues si bien hay medidas desde hace algunos años concluidas, como el requerimiento de capital adicional, la implementación de los colegios de supervisión, la información granular de riesgos y la preparación del capital para resolución (TLAC); son importantes las inconsistencias en el espectro institucional, pues por un lado no se cuenta aún con un marco para instituciones no bancarias ni aseguradoras (NBNI) ni el marco holístico para aseguradoras de IAIS que desde el año pasado canceló la lista de aseguradoras sistémicas, por lo menos, hasta 2022.

En cuanto al marco regulatorio para derivados no listados (OTC), fundado en 4 elementos principales: Reporte de información, requerimientos de margen, uso de contrapartes centrales, uso de plataformas de operación; se tiene una implementación variable, mientras que el reporto de operaciones está implementado por 23 miembros, las plataformas de operación tan solo por 13 jurisdicciones.

La implementación de medidas para la intermediación no bancaria, conocida anteriormente como shadow banking ha logrado un eficiente sistema de monitoreo en el que se identifiquen las tendencias y riesgos, incluso logrando una disminución en algunas formas de finanzas estructuradas, de forma que hoy no sean consideradas como amenazas a la estabilidad financiera.

En cuanto a las nuevas tendencias en la intermediación financiera identificadas en el reporte se señalan el crecimiento sostenido de los activos financieros con respecto al PIB global, de manera paralela al crecimiento del endeudamiento soberano, de las empresas y los hogares; el decrecimiento relativo de los activos bancarios en relación al sistema financiero (decrecimiento del 45% al 40%); y por otro lado, un aumento en el financiamiento no bancario principalmente en los países en desarrollo. Los dos últimos complementarios y favorables a la diversificación de fuentes de financiamiento, hasta el momento sin riesgos sistémicos.

Las áreas de atención para el futuro según el informe, y de forma consistente con los de otros organismos como el Banco Internacional de Pagos y el Fondo Monetario Internacional, son los temas relacionados con las nuevas tecnologías y la forma que están modificando la arquitectura financiera internacional, ya sea por la presencia de nuevos actores (Big Tech) o nuevos productos (criptoactivos).

El dar seguimiento al trabajo de los miembros del FSB a través del 5to informe de implementación significa hacer nuestra parte como ciudadanos globales y entender las tendencias del sistema financiero que, sin la cooperación necesaria de los países miembros desde hoy, nos enfrentarán a nuevas crisis el día de mañana.

miércoles, 9 de octubre de 2019

Sin vientos nuevos en el Fondo Monetario Internacional


El nombramiento de Kristalina Georgieva de Bulgaria es tan solo un ejemplo de que las resistencias a una reconfiguración de la participación de los países en desarrollo se mantienen en el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Si durante la primera década del siglo XXI el papel del FMI estaba en cuestión dada su reputación de favorecer las políticas neoliberales, la crisis financiera lo devolvió al centro del escenario. Aun cuando su papel “natural” como prestamista internacional de última instancia está lejos de ser posible, para la mayoría de propuestas de reforma del sistema financiero internacional, el FMI ocupa un lugar relevante; ya sea como tribunal de deudas, como prestamista o como centro de una “red de seguridad global”, puesto que el uso de los Derechos Especiales de Giro (DEG) no han logrado consenso para fungir como moneda multilateral que el sistema de reservas necesita.

El año pasado, en su reporte al G20 el Comité de personas eminentes sobre la Gobernanza del Sistema Financiero Global, señaló que la gobernanza de las Instituciones Financieras Internacionales está “fuera de tiempo”, así como sus modelos de negocios, por lo que se deben simplificar los roles del consejo ejecutivo y de la administración, dando mayor libertad a este último, pero con trasparencia. Si a los países desarrollados no les interesa el cambio, pues el status quo los favorece, ¿México alguna vez se alineará con los países emergentes a favor de estos cambios?

Si el hecho de que se mantenga “el pacto de caballeros” en el nombramiento de los titulares de las instituciones de Bretton Woods entre europa y EUA es simbólico, el punto de quiebre entre pasado y presente de éstas instituciones es el reparto de cuotas.

Hechos como que a pesar de que en la Cumbre del G20 en Seúl 2010 se anunciara con bombo y platillo la 14va revisión de cuotas y aumento de DEG, los obstáculos por parte de Estados Unidos (a veces de forma implícita otras de forma descarada, como las palabras del Secretario del Tesoro norteamericano Steven Mnuchin  respecto de la siguiente  revisión“…we do not see a need for a quota increase at this time and support closure of the 15th General Quota Review as soon as posible”) retrasaron la implementación de facto hasta 2016 y posteriores revisiones de cuotas, son el alimento de un escepticismo mundial plenamente justificado.

En aquel entonces la clave de la 14va revisión fue la inclusión de los países BRICS en los 10 países con mayor poder de voto, pero sí de entrada vemos que China no es el segundo, sino el tercer país de acuerdo a su poder de voto, sabemos que todavía no hay un claro reflejo del peso económico en la Institución.

En este contexto llegamos a la Reunión Anual BM-FM en Washington en dos semanas y donde se deberá aprobar la 15va revisión de cuotas, las futuras fuentes de financiamiento de operaciones y el poder de voto de los miembros, al mismo tiempo que Estados Unidos busca mantener el veto sobre las decisiones trascendentes de la institución. No hay lugar para expectativas optimistas.

Para Estados Unidos por todos lados está China, el rival que hay que frenar a como dé lugar, mientras que los intereses mexicanos se encuentran de por medio, el poder de voto de China en la institución vale 6.9%, el de Brasil 2.22% y el de Estados Unidos 16.52%. ¿nos sentimos cómodos con nuestro papel en una organización en la que nuestro voto vale 1.8% pero que nos “bendice” con una exclusiva Línea de Crédito Flexible?