El capitalismo nunca ha considerado la desigualdad como un problema, simplemente como una externalidad, de la misma forma que se clasifica la contaminación del medio ambiente. Sin embargo, la sociedad moderna ha tomado conciencia de la gravedad de la contaminación y lo mismo está ocurriendo con la desigualdad. La ciencia económica ha volteado a verla como un elemento subestimado e igualmente grave por su condición estructural, es decir, donde ciertos elementos de la sociedad, sean cuales sean sus decisiones, no tienen forma de revertirla
Ante la critica que hoy enfrenta la globalización por la creciente desigualdad y concentración de ganadores y perdedores en el comercio internacional, Walter Scheidel, profesor de historia en la universidad de Stanford se preguntó ¿es el momento actual una coyuntura particular en términos de desigualdad en la distribución de la riqueza? O ¿es un escenario presente en todas las sociedades desde el inicio de la humanidad?
Para responder, Scheindel se dio a la tarea de estudiar la desigualdad desde el inicio de la humanidad, considerando las estructuras sociales y la distribución de la riqueza. Su libro “el gran nivelador” es doloroso de principio a fin y sin un final feliz. Página tras página, el estudio no hace más que probar que la desigualdad, en forma de concentración de ingresos, ha estado presente en toda la historia, mucho más allá de lo que podemos ver al día de hoy. Sin embargo, su libro busca otra respuesta ¿cuáles fueron los procesos que equilibraron nuevamente los ingresos y la riqueza?
El autor nos habla de cuatro jinetes, en referencia a la imagen bíblica de los cuatro jinetes del apocalipsis, en lugar del hambre, la guerra, la muerte y la conquista, se presentan la guerra, la revolución, las pandemias y las fallas del estado, pues los igualadores no llegan por la vía pacífica. El equilibrio social va de la mano de un costo en vidas. “Violencia y la historia de la desigualdad” es apropiadamente el subtítulo del libro.
La obra de Scheidel no lleva un mensaje esperanzador, si hoy podemos volver la vista atrás y ver que como sociedad tenemos mejores condiciones que en el pasado, el autor nos revela el costo. Hoy el mundo cuenta con una base de respeto al individuo establecida en los derechos humanos y en sociedades libres con derechos políticos y sociales, pero previo a su conquista debieron ocurrir dos terribles guerras mundiales. Los derechos fueron ganados a la par del sacrificio heroico de sus hombres y mujeres.
Finalmente, se presenta la interrogante, a la luz de la historia ¿cómo nos replanteamos como sociedad el problema de la desigualdad? ¿Asumimos las lecciones de violencia o nos resignamos a un destino de mayor riqueza en pocas manos y escasez para la mayoría? Scheindel no lo deja así como así, para concluir nos da su perspectiva, se toma dicha atribución como autor y señala que las condiciones son distintas incluso para que los procesos violentos sean efectivos como igualadores. Sin embargo, nada está escrito. El pasado podrá afligirnos, pero no nos condena.
Un libro que puede ser anecdótico para estudiosos de la desigualdad, pero esclarecedor para aquellos que creen en un urgente cambio social.